sábado, 1 de diciembre de 2012

Más mala nieve...

Con las calles en este estado, imposible salir con la bici sin jugarse un atropello. Ni es posible ir a correr, porque el parque es un pantano medio congelado donde te hundes hasta los tobillos en agua gélida. Y todavía es pronto para esquiar... Así que encerrado en casa, fermentando y rumiando con enfado... la bici crea adicción...

Pero estoy terminando una nueva maquinilla para circular en invierno, incluso en días tan crudos como estos. No es el frío lo que nos detiene a los ciclistas urbanos, es la nieve amontonada y sin limpiar lo que nos empuja a lo que debería ser nuestro lugar natural, el centro de nuestro carril... pero no en Rusia, no en Moscú. Así que los dos últimos días he estado atornillando y siliconeando a destajo. ¡Ya veréis el bricolaje casero, ya!

Mañana anuncian nieve, ahora es la una y media de la mañana y están cayendo copos, pero no parecen estar cuajando. Y si lo hacen, espero que no sea un tormentón como este último. Quiero volver a llevar materiales a reciclar al centro (ya tenemos fichada una empresa donde recogen casi de todo, y la idea es llevarles papel, plástico y cristal al menos una vez cada semana), y quiero volver a ir en bici. A ver cómo amanece el día...

Aquí van fotos que demuestran el estado pantanoso de Moscú de los últimos días. ¡Como para coger la bici y que alguien te arrase por no esquivar una muralla de nieve o un estanque en el asfalto!

Aquí lo peligroso no es circular por la nieve que sigue habiendo en el centro de la calzada. Con unas buenas cubiertas, la cabeza fría y una marcha tranquila pero constante, no hay mayor problema que hacer más esfuerzo. Lo peligroso es que dejan las máquinas sin limpiar un 30% de cada carril, echando auténticas montañas de medio metro de nieve a cada lado, con lo que el espacio de cada carril es insuficiente para que los coches me adelanten. Bueno, es posible, pero esto no es Holanda y los ciclistas somos un estorbo, no la solución al problema del tráfico. Si me meto por ahí, cuestión de días ser atropellado por cualquier paleto con prisas para llegar al siguiente atasco.


Otro bonito problema: ese subir sobre 0º que deja auténticos pantanos en muchas calles, con un desaguado claramente insuficiente. Los coches no frenan y lanzan litros de agua a más de un metro de altura y hasta a cuatro metros del asfalto, empantanando las aceras y a quien pase por ahí en ese momento. Vivido en propias carnes. Natalia me comenta que hoy ha visto bombas trabajando en alguna calle, porque el agua estaba a tal altura que entraba en los motores de los coches.


Aquí se aprecian claramente los kilos de nieve sucia ocupando parte de la calzada, en concreto ese escaso metro por el que puedo circular con algo más de seguridad (siempre y cuando no esté invadido por filas de coches mal aparcados). Y su correspondiente charcazo de más de quince metros de largo por el que la bici no debe circular si no quieres acabar con los calcetines chorreando. Vamos, un desastre los desagües de la calle.


Un detalle de esa mínima zona de "inseguridad menor" por la que circulo habitualmente, absolutamente impracticable con montones de nieve y charcos considerables. Centenares de metros así, una prueba durísima de equilibrio, mientras te adelantan a pocos centímetros y mucha velocidad máquinas de una tonelada de metal (ya no digamos camiones).


Bajo esas aguas negras puede haber de todo... incluso una alcantarilla atascada y medio abierta o una grieta chunga.


Las amplias aceras, lugares donde escapar cuando el tráfico es especialmente simiesco, quedan reducidas a placas de hielo.


Un premio para quien vea aquí dos bordillos y dos carriles. Yo sólo veo un rio medio helado.


Venga, vamos a cruzar la calle sin problemas!
Esta calle NUNCA la limpian de nieve. Pienso: "bueno, vale, las calles están jodidas, sobre todo por el tráfico agresivo e irrespetuoso; que ni en situaciones tan complejas te consideran parte del mismo y no un estorbo. Así que voy a coger rutas tranquilas, por calles menos frecuentadas y más pacificadas...". Bueno, pues precisamente por menos frecuentadas, el ayuntamiento pasa de ellas durante todo el invierno. Nosotros vivimos en el cruce de dos calles. Una de ellas me da la impresión de que jamás es visitada por las cuadrillas de limpieza ni las máquinas de sal y quitanieves. Y eso que hay un instituto técnico militar, un colegio y un consultorio en ella.


Eso es la entrada a una calle. Vamos, pasa en bici por ahí... ¡si te atreves! Y date prisa, que el gañán del BMW de detrás te está pitando y metiendo acelerones, que va a hacer "deporte" al gimnasio que hay 100 metros más adelante


Esta es la avenida Leningradsky, una de las grandes arterias que conducen directamente al centro de Moscú.  De hecho, muere justo en la Plaza Roja. Bueno, pues ese es su lateral, y parte del carril-bus, por donde se ve obligado a circular el ciclista para no ser atropellado. Bueno, pues ya no, no tiene por dónde ir si no quiere acabar en Urgencias.


Nuestra calle desde la ventana y durante el día. Se aprecian bien los bordes inaccesibles de la calzada... la bici tiene que ir ocupando casi el centro del carril (vamos, lo que ORDENA el código de circulación, incluso el ruso, y que es lo habitual en la Europa más civilizada en este aspecto -de la que España no forma parte, por cierto-). Bueno, pues hacer eso es una apuesta segura para visitar el hospital. Bien porque te embistan, bien porque te echen fuera, bien porque se bajen del coche y te sacudan, "que les molestas".


Otro accidente debajo de mi ventana. Lo dicho, cada mes al menos escucho dos o tres ostias, y las que me perderé. Si es que no tienen ni puta idea de conducir... Esta de la foto me china sobremanera porque describe a la perfección el Moscú de hoy día... Un paleto nuevo rico con -creo- un mercedes de esos graaaandes (ej que ma grande e mejón) y muy caros le dió un toque a un cochecillo soviético viejuno, esa cosita gris que se aprecia detrás de la copa del árbol. Lo más gracioso es que el Mercedes se abolló y estuvo HORAS esperando en la calle a que viniera la policía para dar constancia del accidente (cosas del seguro, imagino). Eso supone más atasco, de horas. El coche viejo se largó en seguida, y no le aprecié grandes desperfectos desde la ventana. Creo que el vehículo soviético era un Moskvich 402... no lo sé, de coches no tengo ni idea. En este blog hay un cerro de ellos, por ahí andará.



En fín, una vez más recurro al pataleo blogístico... En cuanto vaya dominando el idioma, intentaré acercarme alguna iniciativa pro-bicicleta que no atufe mucho a revolución naranja... porque esa es otra. Vaya tela, vaya lástima de nivel asociativo de la bicicleta.

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