Bueno, pues ya está, la última. Ya hemos recuperado, o intentado al menos, todas las bicicletas de la familia que estaban criando polvo en la terraza de la abuela. Han sido semanas de ensuciarse, hacerse heridas, cargar peso y hierros por el metro, limpiar, desmontar, desesperarse, sustituir... y aprender mucho.
Y ahora toca disfrutar de estas maravillosas máquinas.
Aquí os presento la última. Es una Sputnik; me dicen que es del año 1975, pero viendo páginas web de coleccionistas., aficionados y restauradores rusos, puede ser que sea de 1978, según los logos e imprimaciones. Es una bicicleta de carretera, aunque de carretera rusa. Eso significa barro, nieve, mucha agua, asfalto deteriorado por las heladas y cambios de temperatura muy bruscos... Así que las cubiertas y llantas originales eran bastante serias, de ciclocross prácticamente. Además, por supuesto, guardabarros.
Incorporaba un plato enorme y varios piñones. No se los he dejado, porque estaban fatal de grasa y polvo apelmazados, y porque para Moscú, que es muy plana, no son necesarios. Además, donde esté la sencillez y ligereza de una única velocidad y un freno contrapedal, que se quite todo. Tampoco le dejé el "peazo" plato, 51 dientes; le he puesto el de la Ukraina, de 48. Así te quitas de la cabeza la posibilidad de, de repente y sin darte cuenta, verte a 40 km/h por una avenida moscovita, donde cualquier colgao se te cruza sin cortarse un pelo y a esa velocidad aunque frenes como un rayo, acabas restregando la cara en el asfalto. O simplemente, con menos plato, menos sufre la cadena y la rodilla al salir del semáforo.
Para aprovechar el material original, de momento mantiene el manillar, bastante torcido (el papá de Natalia se piñó con ella allá por el 79 en algún sitio en los alrededores de San Petersburgo, donde la bici era su vehículo de estudiante) con las manetas de freno, que siguen funcionando estupendamente. Incluso mantengo las zapatas originales y van de maravilla! Claro, me refiero al freno delantero. Igualito que el material de ahora, preparado para joderse a los 5 años (con suerte) y obligarte a comprar, forzando el consumo a toda costa.
La cadena que lleva ahora es una recuperada del Decartón, y parece que va todo bien. El sillín es de la Ukraina negra, del 68. Aún vale, lo estoy amoldando a mi amplio trasero.
Ya la he usado para ir a ensayar un par de veces, y varios paseos nocturnos y me encanta. Más pequeñita que las otras, ligerita pero compacta y muy sólida, acero listo para la guerra que es conducir por Moscú. No sé si ponerle guardabarros o dejarla para días secos, bien ágil.
Fotos maluchas hechas con el móvil.
--------------------
Y ahora toca disfrutar de estas maravillosas máquinas.
Aquí os presento la última. Es una Sputnik; me dicen que es del año 1975, pero viendo páginas web de coleccionistas., aficionados y restauradores rusos, puede ser que sea de 1978, según los logos e imprimaciones. Es una bicicleta de carretera, aunque de carretera rusa. Eso significa barro, nieve, mucha agua, asfalto deteriorado por las heladas y cambios de temperatura muy bruscos... Así que las cubiertas y llantas originales eran bastante serias, de ciclocross prácticamente. Además, por supuesto, guardabarros.
Incorporaba un plato enorme y varios piñones. No se los he dejado, porque estaban fatal de grasa y polvo apelmazados, y porque para Moscú, que es muy plana, no son necesarios. Además, donde esté la sencillez y ligereza de una única velocidad y un freno contrapedal, que se quite todo. Tampoco le dejé el "peazo" plato, 51 dientes; le he puesto el de la Ukraina, de 48. Así te quitas de la cabeza la posibilidad de, de repente y sin darte cuenta, verte a 40 km/h por una avenida moscovita, donde cualquier colgao se te cruza sin cortarse un pelo y a esa velocidad aunque frenes como un rayo, acabas restregando la cara en el asfalto. O simplemente, con menos plato, menos sufre la cadena y la rodilla al salir del semáforo.
Para aprovechar el material original, de momento mantiene el manillar, bastante torcido (el papá de Natalia se piñó con ella allá por el 79 en algún sitio en los alrededores de San Petersburgo, donde la bici era su vehículo de estudiante) con las manetas de freno, que siguen funcionando estupendamente. Incluso mantengo las zapatas originales y van de maravilla! Claro, me refiero al freno delantero. Igualito que el material de ahora, preparado para joderse a los 5 años (con suerte) y obligarte a comprar, forzando el consumo a toda costa.
La cadena que lleva ahora es una recuperada del Decartón, y parece que va todo bien. El sillín es de la Ukraina negra, del 68. Aún vale, lo estoy amoldando a mi amplio trasero.
Ya la he usado para ir a ensayar un par de veces, y varios paseos nocturnos y me encanta. Más pequeñita que las otras, ligerita pero compacta y muy sólida, acero listo para la guerra que es conducir por Moscú. No sé si ponerle guardabarros o dejarla para días secos, bien ágil.
Fotos maluchas hechas con el móvil.
Los paseos nocturnos con la Sputnik se graban con letras de oro en el postureo modernete y "retroide".
No sé por qué siempre nos hacemos fotos en este puente, cuando ya estamos de vuelta en casa.
El puente mola, eso sí.
Nos costó encontrar una cubierta suficientemente fina para que no rozara con la horquilla, pero que valiera para la rueda de paseo contrapedal de 28". Entra justiiiiiiita.
Este es el aspecto que presenta la pobre cuando voy por la calle habitualmente. Ya me gustaría vestir elegantemente cuando monto en bicicleta, pero el truco para sobrevivir con la bici en este monstruo de ciudad es ser muy, pero que muy visible.
--------------------
Edito en septiembre:
No hay comentarios:
Publicar un comentario