viernes, 21 de diciembre de 2012

Kama. ¿1987?

El pasado verano quisimos dejarle una de las bicis pequeñas a la mamá de Natalia, para que la sacara y metiera sin problemas en el ascensor, ya que salía a pasear en bici de vez en cuando, y la bici de la casa era una Stels grandota, de dama.

El problema es que ella está acostumbrada a los frenos contrapedal, y los frenos de maneta no son lo suyo. Afortunadamente, una amistad de la familia contaba con dos pequeñas bicicletas plegables de acero de los 80, dos piezas clásicas soviéticas, una Aist y una Kama, que deben ser del año 87, más o menos. Ambas estaban guardadas en un garaje desde al menos 7 u ocho años. Me llevé una bomba, le di aire, limpié un poco el polvo, y sin más puesta a punto me hice a pedales la vuelta a casa, unos 5 kms, sin ningún percance. Qué maravilla de máquinas, hechas para durar. Además, en sus principales articulaciones (sillín, dirección, bisagra de plegado, etc...) no usa tuercas, sino unos flejes manuales de cierre rápido, muy prácticos y resistentes. No hacen falta llaves para ajustar muchos de sus puntos. la  En casa la pusimos un poco a punto, cambiamos las cámaras, etc.



La Kama este pasado verano en casa, a punto de ser limpiada, ajustada y engrasada


Una de las manetas de ajuste, en este caso de la potencia del manillar.


Bueno, pues contando con el parón invernal de la bici, la Kama quedaba sin uso. Yo necesito una bici ágil y pequeña, con mucho agarre para los días de nevada seria, para ir a currar en 4 kms a la redonda, o incluso para salir a dar pedales al parque nevado, y mantener el tono muscular necesario para lidiar con el tráfico moscovita. Y además, es muy conveniente que tenga freno contrapedal, que es inmune al hielo y las bajas temperaturas, lo más fiable del mundo. Ninguna de nuestras Stels tiene freno contrapedal.

Así que recuperamos la Kama a finales de noviembre, le quité las cubiertas viejas y comenzó el experimento:


Punzón con más años que la Tana, destornillador de los chinos, tornillos para metal.



Cubiertas de 5 euros, 20 pulgadas, con abundantes tacos para clavar los tornillos.



Los primeros hierros.



Pequeñas puntas asomando. Para la rueda delantera.



Alta tecnología...



Para la rueda trasera, tornillos un poco más largos y fuertes.

Tras probar algún sistema de cubrir las cabezas de los tornillos para que la cámara no pinche con ellas, finalmente una combinación de silicona y un forro de cámara vieja con cinta americana dio la seguridad necesaria. Antes tuve que pinchar una rueda.





Mi primera prueba seria con las ruedas atornilladas; como siempre, por la noche, para evitar aglomeraciones de peatones y coches. Me metí al parque Timiryazev. Una experiencia alucinante, fantasmagórica, que la cámara del móvil no recoge en todo su esplendor. 





Natalia probando la Kama.




Por las pistas heladas del parque, ningún problema, total agarre. Pero ¡ay si te sales de la zona de nieve aplastada! La bici se clava en 30 cms de nieve.



El estanque del parque, ya con estas temperaturas de entre -15º y -20º, está totalmente helado y transitable a pie, con esquíes...


... y por supuesto en bicicleta.

Este cascajillo será mi bici de campo esta temporada, mientras dure, que mis 90 kilos y el invierno puede que sean demasiado para un bicicleta tranquila, pensada para señoras, niños y adolescentes, para circular despacito por el pueblo. De momento puedo decir que le estoy dando una cera tremenda en la lucha contra la nieve, pero me abstengo muy mucho de dar ningún tipo de salto, bajar bordillos con sumo cuidado y tal, que la bici es plegable y no acoge tan bien los impactos como un cuadro rígido.



Estos agujeros los hacen los colgaos que se meten aquí en bañador. ¿Mi opinión al respecto? Puro exhibicionismo; el agua del estanque está muy sucia, es casi como bañarse en el estanque de El Retiro... una porquería. Y si lo haces por cosas "de salud" como activar la sangre o algo así... pues te duchas en casa con agua fría y si tanto lo necesitas, te sales al balcón en paños menores. Si tiene un carácter nacional, tradición de mostrar lo bien que llevan los rusos el frío y cómo normalizan su relación con las bajas temperaturas y la naturaleza agreste... ya no lo sé, pero si es así, ¿por qué todo Dios me dice que no use la bici en invierno, que hace mucho frío y hay nieve?




Y por si no lo creíais, ahí tenéis al campeón en bañador, haciendo uso del "bujero" de la foto anterior.



El esquí de campo, una actividad genial y muy divertida, que parecen practicar sólo los jubilaos. ¿Por qué? Porque es obligatorio en colegios/institutos (el colegio aquí no está totalmente segregado del instituto), y la chavalada le coge manía... A veces me los encuentro por el parque, la clase de turno, y es un poco risas, porque los adolescentes quieren lucir sus mejores galas de la moda del momento... pero tienen que esquiar... así que son la contradicción andante, con ropas nada preparadas para el frío mientras le dan cera a los esquíes (eso sí, todos y todas me dan sopas con honda esquiando).


domingo, 16 de diciembre de 2012

Ha llegado el frío....

Pues eso, que ya andamos con temperaturas que superan ampliamente los 10 bajo cero. Hoy he sufrido en propias carnes mi primer acercamiento a lo que es congelarse de verdad. He ido con la bici a dejar unos cuantos materiales a reciclar, y a pesar del doble calcetín, uno de ellos de lana muy muy gruesa, se me ha empezado a congelar el pie izquierdo. Me dice Natalia que es por llevar la bota demasiado apretada, que eso impide la correcta circulación y con ello falla nuestro "sistema de calefacción natural de sangre caliente".
Mallas con culotte debajo de un grueso chandal, una camiseta interior térmica de manga larga, de calidad, ceñida, más un forro polar (de los buenos, no de los de 3 pavos del decartón; el que saco habitualmente a esquiar), y sobre el forro polar un cortavientos de los amarillos fluorescentes. Una braga con extensión de tela para montarse un pasamontañas bajo el casco, tapando bien las orejas y nuca. Además la mascarilla antipolución, que mantiene la cara calentita con la propia respiración y ¡que ha acabado con un chupón de hielo de cinco centímetros colgando de los filtros! Me he partido la caja al verlo. Pegotes de hielo en las cejas, en la barba que asomaba... un chou. Lástima no haber sacado fotos... pero para la próxima me acordaré.
Salí de casa a eso de las 10:30, con el termómetro en -17º. A estas alturas del año comienza a amanecer a las nueve bien entradas. A las 13:00 estaba de vuelta y en la ducha con agua muy caliente, y un dolor/picor de pies exagerao de haberse empezado a congelar los dedos y la planta. Me salía una lagrimilla bajo el agua...

Además, he descubierto que el frío más allá de los 8 bajo cero afecta al buje trasero de la bici, al contrapedal. No al freno, que es inmune a las bajas temperaturas. Debe andar mal sellado, y al entrar humedad o condensación se forma hielo dentro o algo... el caso es que no había manera de hacer andar a la Aist... incluso en cuesta abajo tenía que insistir en la pedalada. Habrá que sellar con grasa el buje o a ver qué inventamos.Tentado estuve de darme la vuelta por miedo a una pájara chunga (¿sudado a 15 bajo cero y nueve kilómetros de casa?), pero mecagoenlaleche que yo llevo sangre íbera, y si mis antepasados pusieron en jaque al imperalismo romano en pleno invierno cántabro, el general Invierno no me va a evitar llevar mis cartones de leche a reciclar. Además se me están poniendo unas piernas que parecen columnas tebanas.

Hoy he aprendido mucho sobre qué tipo de calzado usar para la bicicleta. Por aquí son muy populares, pues se mete el pantalón por dentro (y así no lo manchas con la enorme cantidad de mierda de coche que acaba en charcos y nieve, y que no se va de los bajos por mucho que laves el pantalón) y se quitan y ponen muy rápido, sin cordones. Con lana o similar por dentro, muy anchas para llevar un par de calcetines gordos... La suela con mucho taco y muy duro para cruzar las enormes placas de hielo de las aceras. Algo así:



Por el resto del cuerpo, ningún problema y menos al montar en bici, que acabas con mucho calor. Me dicen por aquí que estoy loco, que como salgo a la calle sólo con una camiseta, un vaquero y una chaqueta cuando estamos a 12 bajo cero... pero mi sobrepeso juega a mi favor. Tengo calorías para dar y tomar. Además, una buena braga, buenos guantes y un buen gorro son piezas estratégicas que retienen muchísimo el calor y ayudan a no cargarse de capas de ropa. No es por fardar, es que de verdad que llevo muy bien el frío de Moscú... que no es tan seco como el Segovia, por ejemplo. Contrapartida: enseguida sudo, con todos los problemas "sociales" que conlleva.


Venga, foticos de los últimos días:





Natalia probando sus habilidades en la nieve con la Aist, en la explanada del metro de Dinamo. Las cubiertas Nokian son una maravilla. 




Cansado de pasar horas arreglando bicis doblado sobre las dos ruedas, acabando con dolor de riñones y de rodillas... me he hecho con este práctico soporte de bici para reparaciones. Gloria bendita. Mi espalda canta alabanzas. Apréciese también que nuestro salón es como Beirut tras los bombardeos de los nazis, perdón, de los sionistas... Este mes hemos cerrado la terraza, ganando algo de temperatura en nuestra zona de trabajo y sobre todo, mucho silencio. Además en la terraza se quedan almacenadas las bicis del verano, bien empaquetadas.



Auténtico incendio "chabolista" (en palabras de Natalia). En los garajes cutrecillos de madera que suele haber en los interbloques de los barrios. Auténticos almacenes de roña, donde el personal guarda garrafas de gasolina, disolventes, kilos de papel, toda la porquería de metal, cartón y vaya usted a saber qué... Y a veces ocurren cosas así. Estaba haciendo la mezcla de la maqueta de Ribka y de repente oigo explosiones... me asomo, y los garajes de enfrente están en llamas y pegando petardazos.
Me dice Natalia que este tipo de garajes son auténticos focos de insalubridad, falta de higiene, acumulación de porquerías...

Y ahora imágenes de accidentes de las últimos dias. Todos en menos de quince días. En zonas que en un lugar de conducción civilizada no supondrían ningún problema.




Las siguientes son dos distintos desde la ventana. Comedura de farola incluída.
Este cruce, ya lo he dicho mil veces, no es especialmente peligroso, está muy bien señalizado, tiene sus pasos de cebra bien claritos, coches aparcados encima de las aceras y en doble fila, que en principio y bajo el sentido común impedirían acelerar... da igual.  Rusos al volante.


El taxista éste tuvo el coche unas tres horas antes de que la policía levantara acta y la grúa se lo llevara. Toda una tarde curro perdida por no conocer la saludable costumbre de levantar el pie del acelerador, pisar el del freno y a ser posible no ir hablando por el móvil (esa es otra, creo que aquí no es ilegal usar el móvil mientras conduces, porque si no, no me lo explico). El otro coche involucrado está sobre el paso de cebra de la derecha del todo, tras las ramas del árbol.




A la rica farola, y a la rica tarde de domingo desperdiciada, ¡que tenemos mucha prisa para ir a comprar al centro comercial! Los otros dos coches involucrados están parados y abollados justo en el cruce. Buen atasco se hubiera montado de no ser domingo.










domingo, 2 de diciembre de 2012

Normalizando mi relación con la nieve...

Ya voy pillando el tranquillo a esto de circular en bicicleta con nieve. Hay días que se puede y días que mejor no jugársela. Vuelvo a repetir: no por la nieve en sí, sino por la psicopatía de los moscovitas al volante.

Hoy he llevado papel y cartón a reciclar (me pilla a unos 10 kms de casa) en la Aist, a la empresa que me pilla más cerca, SFERA ECOLOGII. Había nieve y hielo, y charcos muy serios, pero ya no está el pantano de hace tres días. Al ser domingo, también muchos menos coches. Un único percance con un par de paletos nuevos ricos montados en Bmws y Audis de gama alta, que salen picados entre sí y haciendo rueda de los semáforos, poniéndose a 90 kilómetros en la avenida que bordea la plaza roja, delante de la policía y todos los turistas... pobrecitos, han tenido que pegar un frenazo del copón para no arrasarme. Por supuesto que sabía lo que me hacía, estaba a apenas veinte metros de dos coches de policía de tráfico y los garrulos han frenado. Si no estuvieran los de la "militsia" allí, no creo que hubieran frenado mucho.

Y como estoy muy contento tras veinte kilómetros de domingo, reciclaje, nieve, fresquito y hielo, me cuelgo unas fotillos y exorcizo el mal rollo de los últimos días.

La última parte de la "ruta de reciclaje" de los domingos es muy agradable: discurre a lo largo del Yauzá, una de las pocas zonas de Moscú donde han pintado unos simbolitos de bicicleta, indicando que es una vía ciclista. En realidad es una jodida acera, como puede verse. Pero así venden la moto en el ayuntamiento sobre su tremendísimo esfuerzo en favor de una circulación sostenible.
Las altas temperaturas y la sal lo han dejado totalmente transitable... pero al loro con los ceporros que se ponen a 100 kms en esa avenida, y pasan por ese reguero de agua junto a la cera... que te duchan con la mierda de una de las ciudades más contaminadas y menos sostenibles del mundo, justo detrás de Ciudad de México.


El transportín de JUNSUN a tope de papel y cartón.



De vuelta en casa. Mi bici "tranquila" LO PETA, honey.


Si montas en bici en Moscú, LLEVA MASCARILLA ANTIPOLUCIÓN. En serio. Cuestan una pasta, unos 50 euros con filtro, pero son imprescindibles.


Esta foto es del domingo pasado, antes de las nevadas. Fue la última salida de la Sputnik para este año, supongo, y la primera vez que llevé material a reciclar, Bricks y Tetrapacks.

En fin. Qué rabia da que una ciudad urbanísticamente tan ideal para la bicicleta y el transporte sostenible (¡es que lo tiene todo!) esté sumida en la más profunda de las mierdas por las políticas ultraliberales y antiecológicas de quienes la "gobiernan"... y por supuesto el estupor, el pasotismo, la inconsciencia y el egoísmo de sus habitantes que son los que realmente pueden cambiar las cosas, como cambiaron la Historia hace 95 años.


sábado, 1 de diciembre de 2012

Más mala nieve...

Con las calles en este estado, imposible salir con la bici sin jugarse un atropello. Ni es posible ir a correr, porque el parque es un pantano medio congelado donde te hundes hasta los tobillos en agua gélida. Y todavía es pronto para esquiar... Así que encerrado en casa, fermentando y rumiando con enfado... la bici crea adicción...

Pero estoy terminando una nueva maquinilla para circular en invierno, incluso en días tan crudos como estos. No es el frío lo que nos detiene a los ciclistas urbanos, es la nieve amontonada y sin limpiar lo que nos empuja a lo que debería ser nuestro lugar natural, el centro de nuestro carril... pero no en Rusia, no en Moscú. Así que los dos últimos días he estado atornillando y siliconeando a destajo. ¡Ya veréis el bricolaje casero, ya!

Mañana anuncian nieve, ahora es la una y media de la mañana y están cayendo copos, pero no parecen estar cuajando. Y si lo hacen, espero que no sea un tormentón como este último. Quiero volver a llevar materiales a reciclar al centro (ya tenemos fichada una empresa donde recogen casi de todo, y la idea es llevarles papel, plástico y cristal al menos una vez cada semana), y quiero volver a ir en bici. A ver cómo amanece el día...

Aquí van fotos que demuestran el estado pantanoso de Moscú de los últimos días. ¡Como para coger la bici y que alguien te arrase por no esquivar una muralla de nieve o un estanque en el asfalto!

Aquí lo peligroso no es circular por la nieve que sigue habiendo en el centro de la calzada. Con unas buenas cubiertas, la cabeza fría y una marcha tranquila pero constante, no hay mayor problema que hacer más esfuerzo. Lo peligroso es que dejan las máquinas sin limpiar un 30% de cada carril, echando auténticas montañas de medio metro de nieve a cada lado, con lo que el espacio de cada carril es insuficiente para que los coches me adelanten. Bueno, es posible, pero esto no es Holanda y los ciclistas somos un estorbo, no la solución al problema del tráfico. Si me meto por ahí, cuestión de días ser atropellado por cualquier paleto con prisas para llegar al siguiente atasco.


Otro bonito problema: ese subir sobre 0º que deja auténticos pantanos en muchas calles, con un desaguado claramente insuficiente. Los coches no frenan y lanzan litros de agua a más de un metro de altura y hasta a cuatro metros del asfalto, empantanando las aceras y a quien pase por ahí en ese momento. Vivido en propias carnes. Natalia me comenta que hoy ha visto bombas trabajando en alguna calle, porque el agua estaba a tal altura que entraba en los motores de los coches.


Aquí se aprecian claramente los kilos de nieve sucia ocupando parte de la calzada, en concreto ese escaso metro por el que puedo circular con algo más de seguridad (siempre y cuando no esté invadido por filas de coches mal aparcados). Y su correspondiente charcazo de más de quince metros de largo por el que la bici no debe circular si no quieres acabar con los calcetines chorreando. Vamos, un desastre los desagües de la calle.


Un detalle de esa mínima zona de "inseguridad menor" por la que circulo habitualmente, absolutamente impracticable con montones de nieve y charcos considerables. Centenares de metros así, una prueba durísima de equilibrio, mientras te adelantan a pocos centímetros y mucha velocidad máquinas de una tonelada de metal (ya no digamos camiones).


Bajo esas aguas negras puede haber de todo... incluso una alcantarilla atascada y medio abierta o una grieta chunga.


Las amplias aceras, lugares donde escapar cuando el tráfico es especialmente simiesco, quedan reducidas a placas de hielo.


Un premio para quien vea aquí dos bordillos y dos carriles. Yo sólo veo un rio medio helado.


Venga, vamos a cruzar la calle sin problemas!
Esta calle NUNCA la limpian de nieve. Pienso: "bueno, vale, las calles están jodidas, sobre todo por el tráfico agresivo e irrespetuoso; que ni en situaciones tan complejas te consideran parte del mismo y no un estorbo. Así que voy a coger rutas tranquilas, por calles menos frecuentadas y más pacificadas...". Bueno, pues precisamente por menos frecuentadas, el ayuntamiento pasa de ellas durante todo el invierno. Nosotros vivimos en el cruce de dos calles. Una de ellas me da la impresión de que jamás es visitada por las cuadrillas de limpieza ni las máquinas de sal y quitanieves. Y eso que hay un instituto técnico militar, un colegio y un consultorio en ella.


Eso es la entrada a una calle. Vamos, pasa en bici por ahí... ¡si te atreves! Y date prisa, que el gañán del BMW de detrás te está pitando y metiendo acelerones, que va a hacer "deporte" al gimnasio que hay 100 metros más adelante


Esta es la avenida Leningradsky, una de las grandes arterias que conducen directamente al centro de Moscú.  De hecho, muere justo en la Plaza Roja. Bueno, pues ese es su lateral, y parte del carril-bus, por donde se ve obligado a circular el ciclista para no ser atropellado. Bueno, pues ya no, no tiene por dónde ir si no quiere acabar en Urgencias.


Nuestra calle desde la ventana y durante el día. Se aprecian bien los bordes inaccesibles de la calzada... la bici tiene que ir ocupando casi el centro del carril (vamos, lo que ORDENA el código de circulación, incluso el ruso, y que es lo habitual en la Europa más civilizada en este aspecto -de la que España no forma parte, por cierto-). Bueno, pues hacer eso es una apuesta segura para visitar el hospital. Bien porque te embistan, bien porque te echen fuera, bien porque se bajen del coche y te sacudan, "que les molestas".


Otro accidente debajo de mi ventana. Lo dicho, cada mes al menos escucho dos o tres ostias, y las que me perderé. Si es que no tienen ni puta idea de conducir... Esta de la foto me china sobremanera porque describe a la perfección el Moscú de hoy día... Un paleto nuevo rico con -creo- un mercedes de esos graaaandes (ej que ma grande e mejón) y muy caros le dió un toque a un cochecillo soviético viejuno, esa cosita gris que se aprecia detrás de la copa del árbol. Lo más gracioso es que el Mercedes se abolló y estuvo HORAS esperando en la calle a que viniera la policía para dar constancia del accidente (cosas del seguro, imagino). Eso supone más atasco, de horas. El coche viejo se largó en seguida, y no le aprecié grandes desperfectos desde la ventana. Creo que el vehículo soviético era un Moskvich 402... no lo sé, de coches no tengo ni idea. En este blog hay un cerro de ellos, por ahí andará.



En fín, una vez más recurro al pataleo blogístico... En cuanto vaya dominando el idioma, intentaré acercarme alguna iniciativa pro-bicicleta que no atufe mucho a revolución naranja... porque esa es otra. Vaya tela, vaya lástima de nivel asociativo de la bicicleta.

jueves, 29 de noviembre de 2012

48 horas de nieve ininterrumpida...

El pasado martes comenzó a nevar. Una nieve menuda, chirimiri hecho copos. Andábamos a -2º, así que la cosa comenzó a cuajar.

Y pasaron dos días sin apenas dejar de caer nieve, a veces copos más serios, a veces ese granulado blancuzco, ruido blanco de televisor. Se ha llegado al medio metro de nieve en algunas zonas de Moscú y sus alrededores. La nieve es como arena de playa, algo menos densa, pero muy intransitable. Andar por la acera es trabajoso, y sin calzado adecuado, algo peligroso.

Ha sido una auténtica tormenta de nieve, que ha llevado al ayuntamiento a avisar de situación grave. Además, los servicios de limpieza viaria han estado muy raros, no han pasado muy a menudo... la nieve se ha amontonado muchísimo en aceras y asfalto, había muchísimos lugares donde no podías saber dónde estaban unas y otro. Conclusión, muchos menos coches, mucha menos gente por la calle. Además la nieve es una barrera increíble para el sonido. El bramido apagado y constante de la avenida Leningradsky apenas ha sido un fragor sordo, susurrado, durante  dos días. ¡Qué silencio!

Creo que si la cosa se mantiene, si no llueve o suben las temperaturas, esta semana todavía podré esquiar en Timiryazev...




El martes por la noche todavía se podía andar sin muchos problemas, incluso montar en bici.




El miércoles la cosa seguía, y el asfalto no estaba despejado, así que las aceras menos. Ya había que esforzarse en andar, clavando bien los talones y cuidado de ver cómo pisabas, que la nieve tapa muchas cosas, como agujeros o bordillos.




Pero hoy, jueves, ya la cosa se puso imposible.


Hoy he esquivado la bicicleta a la hora de ir a trabajar a otro barrio, y he ido andando. Con todo mi pesar, pero he hecho bien. Jamás he montado en bici en la nieve, y muchos menos con esta cantidad. No sabía cómo iba a reaccionar la bicicleta, aunque tenga cubiertas con clavitos. Para empezar a conocer mis posibilidades en este clima, he salido hoy por la noche a darme una vuelta. Agotador.
Es como pedalear en arena de playa, un poco menos densa. Imposible sin un desarrollo pequeño, de muchos pedales. Incluso en el asfalto, totalmente cubierto y lleno de rodadas. En 40 minutos casi rompo las costuras del pantalón del esfuerzo.
En el asfalto, mucho más transitable que las aceras (mucho más, por el paso de vehículos y los restos de sal de las máquinas), momentos de tensión cuando al atravesar una rodada especialmente alta la bici hace un extraño inevitable, y te desplazas medio metro a un lado u otro, medio derrapando. ¡Y eso que llevo las cubiertas finlandesas! Añadimos el distinto concepto de "distancia de seguridad / interpersonal" que tienen los rusos y lo mal, inconsciente y agresivamente que conducen y tenemos los ingredientes para un accidente.
Si no pasan las máquinas retirando nieve y esparciendo sal, cuando nieva tanto, mejor no coger la bici y buscar otras alternativas. Hace falta una Surly Pugsley para andar por aquí en estas condiciones.

Además, la limpieza tras cada desplazamiento... no es sólo quitar la nieve y secar la bici. Es el problema de la sal, que corroe el metal que da gusto. Hay que limpiar y secar de verdad toda la bici, y la cadena además hay que engrasarla... Un buen tute. Si coges la bici para recorrer cuatro kilómetros por motivos laborales y apenas tienes tiempo para llegar... y encima tienes que limpiarla... pues dudas mucho si cogerla o ir andando, modificando tus horarios un poco para que te de tiempo a llegar. 



Cómo me ha jodido reconocer la derrota. Porque no es la nieve la que me ha llevado a esta conclusión. Es el factor humano, los coches, los que me hacen temer por mi integridad. De nuevo. No me importa caer y resbalar de una bicicleta, eso lo hacen los niños constantemente. Pero que me arrolle un gañán por no esperar 5 segundos y porque quiere llegar con mucha velocidad al siguiente atasco o semáforo en rojo es otra cosa. Que esto no es Copenhage o Gotemburgo, no te respetarán como allí.

Así que dejamos la bici para cuando no haya tormenta de nieve, o cuando la nieve no sea nueva, se haya aplastado con los días, se alcancen temperaturas bastante más inferiores (aún no bajamos de -5º en mi barrio, aunque en la región de Moscú se han llegado a -20º algunas noches en algunos puntos).

No conozco la nieve, los distintos tipos, cómo reaccionan, como andar o esquiar con ellos... ¡así que menos cómo reacciona la bicicleta! Tengo por delante semanas de pruebas y experimentos... ¡Que me he dejado un pastizal en las cubiertas! Natalia me dice que no me preocupe, que estos días son demasiado extremos incluso para los coches, y que el invierno tiene muchos días y nieves adecuados para la bici, que las voy a amortizar sí o sí. Eso espero, mi bautismo de fuego/nieve ha sido un poco frustante...