Estas dos fieras han pasado el verano con nota alta. Para trabajar, para comprar, para ir al centro, para ir a hacer papeles, para darse vueltecillas, para ir a ensayar, para dar conciertos con media batería a cuestas...
Cuando salimos de casa sin ellas, y toca usar el coche de San Fernando... buf, ¡qué despacio va todo!
Ahora llega el hielo y la nieve, y el par de pulgocicletas hibernarán hasta finales de marzo. A no ser que aparezcan un par de cubiertas con pinchitos para el invierno, en cuyo caso seguiremos disfrutando de la independencia, la velocidad, el poder, el plantar cara al imperio del coche... de lo práctico y racional.
Durante el invierno seguiré moviéndome en bici, pero con una de las grandes, preparada; y con calma.
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